El pueblo de Pedreña acude a la Virgen del Mar

 


Cumple su voto anual, de ir al Santuario, el lunes de Pascua de Resurrección.

Este lunes, 28 de marzo, ha sido un día significativo para el pueblo de Pedreña. Todos los años por esta fecha, lunes de Resurrección, acuden al Santuario de la Virgen del Mar, en San Román de la Llamilla. Un día esperado, preparado, y que anima a acudir a todos los pedreñeros que pueden, para seguir con la tradición de nuestros mayores, que educaron a los más jóvenes a tener un cariño y una devoción especial a la Virgen del Mar.


El voto, la promesa, de acudir y celebrar la fiesta, fue motivado porque todo el pueblo de Pedreña se dedicaba a la pesca, en la
Bahía de Santander, y en alta mar. Además muchos pedreñeros han sido navegantes, y han trabajado en grandes Compañías de Buques y vivían alejados de sus familias. Además, en la vida han sufrido también, tragedias, de personas de Pedreña que perecieron en la mar. Por eso, acudir a la Virgen, acudir al Santurio, es pedir su protección, su ayuda, su socorro, su amor y
su bendición.

Un día de fiesta y de alegría.


Ya por la mañana, el pueblo vive ambiente de fiesta. Se escuchan por las calles los sones de los gaiteros y de la música cántabra,
los cohetes..., y también se tendrían que oir las campanas de la Iglesia.
Acuden a las lanchas, para hacer el recorrido desde Santander a pie. Antiguamente era el único medio de poder ir a la Virgen del
Mar, y cientos de pedreñeros lo hacían de este modo.
Hoy, por la edad de algunas personas, y por el tiempo que pueda hacer, o por llevar niños pequeños, acuden en coches, aunque este día, 28 de marzo de 2016, el sol, el paisaje, el enclave de la Ermita de la Virgen del Mar, era una verdadera belleza que animaba y daba bienestar a todos los que han acudido.

 

 

 

 

 

 

Celebrar la fe en la Ermita


A las 12,30 de la mañana, se ha celebrado la Eucaristía. El párroco de Pedreña, Juan Cuevas, creó a lo largo de la celebración un clima de oración, de silencio, de cantos, de escuchar la Palabra, de ver los deseos de una Madre, la Virgen del Mar, que desea todo bien para nosotros.
Que quiere que seamos buenos hijos y buenos hermanos, en el pueblo, en el mundo.

 

 

 

 

 


Comida al aire libre


Muchas personas han llevado su comida. En familia, o con las personas amigas, se han sentado, y han comido: la tortilla, los filetes
empanados, la frutas... Se ha creado un clima de unión, de amistad, de alegría. Algo que une al pueblo de Pedreña, que le da identidad, que le hace ser un pueblo que comparte la fe y que comparte la vida.
El rosario a la Virgen, y la despedida son dos momentos que también forman parte de este gran día.
La Virgen está contenta al ver a este pueblo que año tras año, generación tras generación, acude con fe y con deseos de unión, al
Santuario de la Virgen del Mar, a venerar su imagen y a pedir su protección.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Sentimiento de algunas personas que han acudido


"Vengo a visitar a la Madre, a contarle mis penas y a pedir por mis hijos", nos dice Pi, María Pilar Sanz. Y ve que: "Para Pedreña esta fiesta de la Virgen del Mar es de un gran significado, ya que muchas mujeres tenían a sus maridos navegando, y el pueblo era pescador y venían con una gran devoción y una gran fe". Lo que más me gusta de este día es: "El paisaje que se vive en este lugar, con este día de sol, te lleva a Dios. Además los cantos de la Misa te llegan al corazón", concluye Pi.
 

Encarna Soto, manifiesta que ha venido: "Por tradición de mis padres, y de todo el pueblo. Y es un día de mucha devoción, de gente que viene en la lancha, andando, y es maravilloso. Es algo que forma parte del pueblo". Además, añade Encarna, "Venir a misa, al rosario, comer en familia. A mí me encanta la Virgen del Mar, la verdad".
 

Para el cura de Pedreña, Juan Cuevas: Este día sirve: "De unión del pueblo, ya que nos vemos todos los años en este lugar, y además es una manera de conservar las tradiciones, y de Celebrar la Pascua del Señor".

 

(Aurelio Güemes)